¿De dónde se debe recortar?

Recorte es la palabra que cada día aparece en titular y muchos se preguntan ¿qué gastos son imprescindibles y cuáles superfluos? En todo caso parece inevitable aplicar la tijera, cuando algunos anuncian que “estamos al borde del precipicio” e incluso el Rey ha avisado de que “nos esperan grandes sacrificios”. Un debate publicado en la revista Yo Dona el 26 de noviembre de 2011. Participan Carolina Cobos (Directora de Qype España); Ana Castro (Planing Manager en Coca Cola España), Leticia Iglesias (directora general del Instituto de Censores de Cuentas) y Ana Villa ( actriz de la serie “La República”).

Muchas instituciones estudian cómo reducir empleados y gastos. Ayuntamientos como los de Coín, Madroñera, Moratalla, Manilva o Isla Cristina, entre otros, han tenido problemas para pagar nóminas. En Baleares se eliminan 92 empresas para ahorrar 115 millones de euros; Navarra aprueba un duro plan para ahorrar 294 millones antes de fin de año y los médicos están en pie de guerra en Cataluña por los recortes en sanidad. En el caso de Madrid, el sector de la educación está movilizado y hemos visto que un ayuntamiento como el de Parla, no sólo ha planteado un ERE, sino que ha sido elegido por el rotativo británico Financial Times, como ejemplo de ruina económica, por una deuda de 300 millones de euros.

Los recortes afectan al Centro Reina Sofía contra la violencia de Valencia o al centro Niemeyer de Avilés, pero la lista de afectados es infinita. En este contexto, se plantean medidas como ahorrar la paga extra de Navidad para altos cargos de Cataluña; en Andalucía se congelan salarios en el parlamento y el gobierno regional y disminuyen gastos en bienes corrientes y servicios. En Asturias, se ha eliminado una cuantiosa partida de la televisión autonómica, se han reducido coches oficiales, líneas de teléfono móvil, gastos de material de oficina y dietas. A la vez, muchas empresas que proveen a la Administración están cerrando porque no cobran. Las tertulianas se enfrentan hoy a la gran pregunta que los gobernantes de todo el mundo se formulan cada día.

Por: Silvia Castillo /Fotos: Carlos Alba

¿De dónde se puede recortar?

Ana Villa: No soy partidaria de ningún recorte. A lo largo de la Historia, también en el crack de 1.929, se ha demostrado que así no se consiguen crear más puestos de trabajo, ni incentivar el consumo, sino al revés. Lo que hay que hacer es gestionar y cambiar las leyes. Lo demás son menudencias: recortar pequeñas cantidades de un sitio u otro no arregla nada. Que paguen más quienes más tienen.

Carolina: Estoy de acuerdo en que lo fundamental es la racionalización del gasto público porque la presión de los mercados exteriores se debe a la deuda que tenemos. Esenciales son los servicios al ciudadano, concretamente, la educación y la sanidad. Lo superfluo es todo lo relativo al estilo de vida de los políticos, los gastos de representación o las dietas. De ahí se puede recortar fácilmente para que la prioridad sea mantener los puestos de trabajo. En España hay datos muy preocupantes con familias enteras en las que todos sus miembros están en paro.
Ana Castro: Totalmente de acuerdo. La educación y la sanidad deberían estar protegidas por un pacto estatal y es importante gestionar y cambiar políticas. Poner la mente en recortar es cortoplacista. Por ejemplo, nuestra productividad es de las más bajas de Europa y sólo ahí se puede ahorrar mucho, reduciendo horarios y gastos de comida, porque comer no es trabajar. Además, la tecnología avanza muy deprisa y el sector público vive ajeno a esa revolución digital. Con un poco de esfuerzo, la eficiencia sería incuantificable y también el ahorro. No hay que defender la obsesión por los recortes, sino por gestionar mejor.
Leticia: Hay mucha demagogia. Se le debe exigir al sector público lo mismo que al privado, aunque parece que en el público es más fácil no ser transparente. Obviamente, todos queremos que no se modifique el estado del bienestar y sabemos qué son gastos superfluos. Lo que no se puede permitir es que en los últimos dos años el endeudamiento de empresas públicas, semipúblicas y fundaciones se ha multiplicado casi por 37 y se han creado cerca de 4.000 empresas que no controla nadie. Ahí es donde se desvían los gastos, en todas esas empresas creadas por ayuntamientos y comunidades autónomas. Ni el Tribunal de Cuentas ni ningún otro organismo las audita. La gente esto no lo sabe. Estamos hablando de miles y miles de millones. Al sector privado se le exige un control que no vemos en el público

¿Hay que reducir el peso de la Administración?

Ana Villa: El sector público no tiene que tener ganancias, pero vemos que se está intentando sacar rentabilidad, como ocurre en Madrid con la privatización del servicio sanitario: se cierran quirófanos y se construyen hospitales, sin que haya ningún médico dentro, ni aparatos ni nada. ¡Una locura! Significa pan para hoy y hambre para mañana. Pasa lo mismo con la Lotería, si se privatiza, perdemos. Hay que pensar en el futuro y cuidar nuestra herencia. El sector público está por encima de las ganancias, el privado no. Otro ejemplo: se ha empezado a recortar en ciencia e investigación y es una vergüenza. La vacuna de la malaria la han descubierto en España en un 80% y a lo mejor en 2 ó 3 años conseguían el 100%… ¡Pues no hay dinero!
Carolina: Yo sí creo que el sector público tiene un peso excesivo. Hay duplicidad de funciones entre organismos del Estado. Por ejemplo, en sanidad, dispensar medicamentos unidosis ahorraría mucho dinero. Estoy con Leticia en que el Estado debería buscar la eficiencia como una empresa privada e incluso como una economía doméstica.
Ana Castro: Totalmente de acuerdo, Carolina. Hay muchísimo espacio para la optimización aplicando, como decía Leticia, criterios básicos de gestión empresarial. Tan elemental como adecuar ingresos, gastos y necesidades. En mi ámbito se utilizan centrales de compras y eso significa ahorrar. Podemos ser mucho más competitivos en relación con otros países y evitar duplicidades a nivel municipal, regional y estatal. Lo que no se entiende es que en vez de competir con otros países, lo hagamos entre nosotros mismos, en el ámbito autonómico.
Leticia: La función del sector público no es ganar, sino dar servicio a los ciudadanos, porque lo pagamos entre todos. Lo que debemos exigir es que el dinero que aportamos se gestione bien. Y estamos, gracias a Dios, en un estado de bienestar. Lo que no puede ser es que dentro del mismo sistema público unos se maten a trabajar y cobren igual que el de al lado, que hace justo lo contrario. Y tiene que haber transparencia, porque en el sector público se mueven unas cantidades inmensas de dinero y no dan explicaciones a los ciudadanos. Además, todos tenemos unos presupuestos, pero algunos se desvían el 2.000 por 1.000 y no pasa nada. Yo entiendo cierta desviación, pero cuando es tan enorme, algo no funciona. La función del Estado no es tener beneficio, pero su obligación sí es justificar qué hacen con nuestro dinero. Al final no vamos a recibir ni pensiones en el futuro. Por mala gestión.
¿Cómo evitar el despilfarro?
Todas defienden la reducción del número de altos cargos y asesores. También apuntan otras propuestas. Ana Villa señala: “En España tenemos 260 senadores y en Inglaterra no son más de 100. Eso supone una millonada y quizá es el momento de plantearse si hay que reducir el número”. Carolina añade: “Y lo que supone cada uno de ellos: es decir, coche oficial, viajes en business, etc…hay un margen de ahorro tremendo. Y un ejemplo es el caso de los eurodiputados, que podrían viajar en turista y en una compañía low cost si hace falta”. Según Ana Castro, “hoy no hace falta viajar: con videoconferencia solucionas una reunión y ahorras tiempo y muchísimo dinero. También eliminaría el gasto de las comidas. Nos reunimos en la oficina y punto. También revisaría los gastos de Defensa, que no me parecen una prioridad”. Leticia responde: “Eso vende mucho, pero hay gastos superfluos mucho más importantes. No me vale que alguien fije un gasto máximo de 30 euros en comidas y luego desvíe miles de millones a otros conceptos. Revisemos el régimen de subvenciones. Hay algunas muy necesarias, por ejemplo para personas discapacitadas, pero en otras ocasiones no sabemos si conceden la subvención con un parámetro de eficiencia y si hacen seguimiento. No hay control de las subvenciones”.

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Carolina: Hay subvenciones en el cine y financiación autonómica para canales de televisión, sin ningún criterio de responsabilidad ni de rentabilidad. Hay entes públicos con un presupuesto brutal y tienen una audiencia de menos del 4%.
Ana Castro: Es lo que decía Leticia: aunque estés hablando de cultura y de un sector público, tienes que fomentar la creación de industria y se tienen que otorgar subvenciones buscando el éxito. Estamos todas de acuerdo en que los directivos de entes públicos tienen que trabajar por objetivos y dando cuenta de los resultados.
Ana Villa: La Ley del cine se intentó cambiar y no se ha conseguido. La idea era acercarse al modelo francés: Sin necesidad de subvenciones adicionales, la propia industria reinvierte parte de la recaudación. En el cine ocurre lo mismo que en las televisiones, es decir, tendría que haber un comité de sabios que sepa defender un plan de calidad. Es increíble que el modelo español sólo permite obtener dinero vía subvenciones.
Leticia: Y luego ocurre que la deuda de las empresas públicas es muy superior a lo que se gasta en desempleo y muy por encima de lo que se recauda en el IVA. Estamos hablando de unas cifras que no salen en la prensa. Las empresas paralelas son las que generan mayor endeudamiento porque no las controla nadie.
Carolina: Está claro que algo tendrá que cambiar y, si a un sector se le subvenciona para ayudarle a que afronte una crisis, tiene que poner en circulación esas ayudas para que repercutan en la población. Por eso se le está dando un tirón de orejas a la banca.
Las cuatro tertulianas están a favor de que el despilfarro público sea tipificado como delito y que, tanto en la empresa pública como en la privada, las irregularidades estén penadas. Consideran un escándalo que a los gestores que han demostrado su ineficacia, se les indemnice.
Carolina: En la polémica sobre los bonus de los directivos de cajas de ahorros, que han recibido ayuda del Banco de España para evitar las quiebras, vemos cruce de acusaciones por falta de control del Banco de España, falta de regulación de las comunidades autónomas y el resultado final es que esto no funciona. Si la Ley no es útil para controlar, cambiémosla para que exista responsabilidad penal por despilfarrar el dinero público. Para los ciudadanos es lamentable no saber qué está ocurriendo: o nos están mintiendo o no hay suficiente control y en ambos casos es imperdonable.
Leticia: El Banco de España lo ha hecho bien, teniendo en cuenta las leyes que rigen las cajas, que están muy politizadas. La banca española, en relación con la extranjera, ha salido muy bien parada, porque tiene solvencia y prestigio. Pero no puede ser que una agencia como Lehman Brothers, que lo que dice va a misa, no tenga normas de ética. Eso no puede ser.
Ana Villa: Se han alcanzado unos niveles de especulación con altísimo riesgo y se han embolsado miles de millones. Ahí está el quid. Todo el mundo se ha librado de la cárcel y estamos hablando de que la gente que ha hundido Lehmans Brothers estaba cobrando cientos de millones. Es una vergüenza. ¿Dónde están los culpables de que hayamos quebrado?
Carolina: Hemos visto muchos casos de corrupción, por ejemplo en Marbella, y al ciudadano todo esto le afecta muchísimo porque tiene que cerrar su negocio, por la codicia y la ambición de unos pocos, cuya responsabilidad queda impune por la laxitud de las leyes. En Estados Unidos, cuando a un político se le pilla con la mano en la caja, no puede volver a ejercer una responsabilidad pública y en España los imputados siguen en cargos públicos.

¿Se prevé más destrucción de empleo público en España y recortes a la griega?

Carolina: La situación no tiene muchos visos de mejora, por desgracia. Independientemente de que sea una crisis global, la burbuja inmobiliaria nos ha hecho un daño enorme y no lideramos en ciencia o innovación. Simplemente con el sector servicios es muy complicado competir con el resto de países. No estamos en la situación de Grecia, pero en España no veo a los políticos con una visión clara o pidiendo ayuda de expertos que nos puedan sacar de esta situación. En las instituciones públicas el último recurso tiene que ser el despido, porque no somos el país con más funcionarios por habitante y además tenemos los salarios más bajos de Europa, un 20% menos de la media comunitaria. Es alarmante la tasa de paro juvenil, del 40%: no hay una gestión eficaz de los recursos, el INEM no funciona y la gente joven se tiene que marchar. Ser autónomo es de valientes: somos el país donde más se tarda en constituir una empresa: 47 días, mientras en Francia tardas una semana.
Leticia: Y en Estados Unidos se tarda 48 horas. España es un país de pymes y hay que ayudarles, pero el peor pagador es el Estado y eso no se puede aguantar, porque llevan a la quiebra a los proveedores. Si aplicamos rigor presupuestario y transparencia, seremos capaces de salir de esta crisis, de la que nos quedan por lo menos 2 ó 3 años muy complicados. España no es Grecia, pero debemos recuperar la confianza. No se trata de recortar, sino de aplicar ese control de las cuentas públicas, que va unido a crecimiento y empleo. No hay nada peor para el dinero y la inversión que generar poca confianza. En otros países se prima la formación continuada y aquí no, también hay que reconocer a las empresas públicas o privadas que inviertan en investigación y a las que generen empleos, permitirles que paguen menos impuestos. La crisis es global, pero hay países que están empezando a salir porque han estado mejor gestionados ¡no nos engañemos! Ocurre en Alemania. En España falta el consenso de los partidos políticos y creo que todo el mundo tiene que hacer un esfuerzo por el bienestar de los ciudadanos.
Ana Castro: Me encantaría poder ser más optimista pero no veo una salida temprana a la salida del túnel. Hace falta rigor, transparencia y mano dura para supervisar compromisos. Una mejor gestión se tendría que traducir en evitar recorte de empleos. Tendremos que apretar el cinturón y es fundamental buscar consenso. Europa está muy viejita y vivimos un cambio de modelo hacia Asia. O nos ponemos las pilas y nos dejamos de peleas, o realmente no saldremos nunca del túnel. Poniendo como ejemplo el deporte, resulta que en 20 años hemos logrado ser líderes mundiales. Para eso hace falta un plan estratégico bien gestionado.
Ana Villa: El problema no es el empleo público, sino que ha habido una serie de gente, sobre todo directivos de bancos, que se han aprovechado de la situación económica. Lo que hace falta es inversión en ciencia y tecnología, elevar la presión fiscal sobre la gente que tiene más dinero, investigar el fraude y reforzar los controles a los bancos: que devuelvan el dinero que se les ha dado.

Antes de la despedida, y en vísperas de Navidad, coinciden en que los regalos de empresa a clientes “son anacrónicos y deben estar erradicados por principio” y recuerdan que para políticos “están prohibidos”. En palabras de Carolina: “La prioridad es mantener los empleos y los sueldos y todo lo que no esté encaminado a ese fin, es prescindible”. Eso sí, todas apoyan que las empresas regalen cestas a sus empleados, porque también es importante generar ilusión en tiempos de crisis.

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Frases destacadas:
Carolina Cobos: “Lo superfluo es todo lo relativo al estilo de vida de los políticos, los gastos de representación o las dietas. De ahí se puede recortar fácilmente para que la prioridad sea mantener los puestos de trabajo”.
Ana Castro: “Nuestra productividad es de las más bajas de Europa y sólo ahí se puede ahorrar mucho, reduciendo horarios y gastos de comida, porque comer no es trabajar. El sector público vive ajeno a la revolución digital, que supone ahorro. No hay que defender la obsesión por los recortes, sino por gestionar mejor”.
Leticia Iglesias: “Las empresas semipúblicas aumentaron el año pasado en 3.400 y no están bajo control de nadie. Hay que evitar duplicidades y revisar las subvenciones Lo que debemos exigir es que el dinero que aportamos se gestione bien”.
Ana Villa: “Lo que hace falta es inversión en ciencia y tecnología, elevar la presión fiscal sobre la gente que tiene más dinero, investigar el fraude y reforzar los controles a los bancos”.

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Datos:
España ya roza la cifra de 5 millones de parados, el 21,5% de la población activa. Uno de cada tres desempleados de la zona Euro está en España.

Estadísticas:
Un informe de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) advierte de que el paro en España no ha tocado fondo y lo más alarmante es que el desempleo juvenil se dispara en nuestro país al 48%, más del doble de la media europea. A la vez, el último barómetro de CIS revela que aumenta la preocupación de la ciudadanía por los recortes, especialmente en sanidad y educación.

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